Turismo en Huelva
ıllıllı Ocio en Huelva: El paseo de la Ria
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Desde Huelva, de donde partimos, frente al ocaso, emprendemos un camino por la ría festoneada de palmeras, en un sereno paisaje de agua y luz con la legendaria isla de Saltés en el fondo, cara los lugares que recuerdan la epopeya de Colón. Doblamos por donde el Odiel y el Tinto se saludan y siguen juntos, remansados hasta el mar. Estamos ya en la punta del Sebo, señalada de lejos por el monumento a Cristobal Colón, un pétreo gigante obra de la escultora Whitney, que data de 1929. Cruzamos el Tinto atraídos por la ribera opuesta, por el Muelle de las 3 Carabelas, recreación leal del entorno de la salida para las Indias, y llegamos, coronando el frondoso alcor, al Monasterio de la Rábida, la más fácil y palpable alegoría de la Hispanidad, cruz, cipreses, claustro, lejanía del mar.
Y reposar la vista en los viñedos que miraba J. R., desde las ventanas de su casa, el día de hoy museo, mientras que lamentamos con él la decadencia del Aloque, el primer vino bebido en América (aparece en B. de las Casas), cuya desaparición lloramos. Otros lugares paseados por C. Colón están tras estas areniscas riberas, Sanlúcar de Barrameda, El Puerto de Santa M. y Cádiz, sin perder la costa, mas perdiendo la provincia. Puede seguirse por la playa en vehículo todoterreno hasta cruzar el Guadalquivir, mas hay una dificultad: vencer la tentación que supone quedarse en Mazagón o bien Matalascañas, centros de verano a pie de playa, entre pinos anexos al renombrado Parque de Doñana. Opciones para el sol y la sombra. Por el mar en frente de Huelva hay una zona de especial carácter, por las marismas del Odiel y los tupidos pinares, entre Huelva y Punta Umbría, donde las poblaciones se comunican por moderna y cómoda carretera (ya antes solo por motoras, por los caminos del mar). Punta Umbría, plena en turistas, es, en invierno, un apacible paraíso de convivencia. El refugio de los viejos chalets de los ingleses se aparece el día de hoy como una urbe poblada con puerto pesquero propio que es garantía de lozanía en exactamente el mismo resguardo de la ría, y asimismo con puerto deportivo. Al final del verano festeja su Feria de la Gamba. La línea recta del paseo ribereño se rompe con el río Piedras, hábitat natural de almejas, coquinas y berberechos; la aldea de pescadores y turistas lleva por nombre El Rompido. |
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