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Huelva y el río Odiel: nacimiento, trayecto y ciudades


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El río Odiel es un río del sur de España perteneciente a la cuenca atlántica de Andalucía, que nace en la sierra de Aracena, a seiscientos sesenta metros de altitud, en un sitio llamado Marimateos.

Desemboca en la ría de Huelva, donde en la llamada Punta del Sebo converge con el río Tinto. Sus primordiales afluentes son: Escalada, Meca, Olivargas, Oraque, Santa E. y El Villar. Dispone de una cuenca propia de novecientos noventa km². Mide ciento cincuenta km de longitud.


Temporada romana

Fue llamado Urius a lo largo del Imperio romano siendo su desembocadura un esencial foco comercial como probó el conocido descubrimiento arqueológico fenicio y heleno llamado "Depósito de la ría de Huelva" fechado en el mil a. de C.
El Depósito de la ría de Huelva es un descubrimiento arqueológico de restos helenos y fenicios fechado en el mil antes de Cristo (Bronce final atlántico), ubicado en la ría de Huelva, al lado de Odiel.

Los primeros restos aparecieron en mil novecientos veintitres como consecuencia de una draga y también investigaciones siguientes fueron ampliando los objetos encontrados hasta trescientos noventa y siete piezas, primordialmente armas y ornamentos. Se especula con que pueden ser restos de un enterramiento en el mar o bien el cargamento de algún buque hundido.

La compilación se considera entre los mayores descubrimientos arqueológicos de la zona y de la cultura tartesia, que arqueólogos como Adolf Schulten consideraban próxima al descubrimiento.

Fue en su tiempo una nueva de gran calado despertando en su instante el interés del rey A. XIII y siéndole dadas lecturas políticas regeneracionistas al enseñar el nivel técnico de entre las primeras etnias españolas.

De esta manera, con ocasión de la Exposición Iberoamericana de Sevilla de mil novecientos veintinueve se efectuaron nuevas exploraciones. En mil novecientos treinta se encontró un casco corintio y ocasionalmente desde ese momento se han encontrado nuevos resto, en ocasiones en propiedad de particulares dado el poco control del patrimonio histórico habitual en la temporada de los primeros descubrimientos.

En nuestros días la compilación se halla en el Museo Arqueológico Nacional, con la salvedad de 2 lotes de piezas duplicadas que se cedieron al Museo Provincial de Huelva y a la Junta del Puerto de Huelva.

Se ignora el destino que corrieron las mandadas a la Junta portuaria, si bien se han encontrado ciertas de ellas a cargo de la familia del descubridor del depósito, J. Albelda.

Ciertas piezas atribuidas por ciertos autores a la compilación seguramente sean de las investigaciones siguientes al primer descubrimiento.


Descubierto en el fondo de la ría del Odiel en mil novecientos veintitres, es entre los descubrimientos más espectaculares de la metalurgia atlántica del Bronce Final.

Estaba formado durante más de cuatrocientos piezas de las que prácticamente la tercera parte se preservaba completa, siendo muy rebosantes las armas - espadas de lengua de carpa, puntas de lanza, de flecha, puñales - y asimismo objetos de ornamento como fíbulas, broches de cinturón, botones y torques, todo ello fabricado con una aleación muy homogénea.

La pluralidad de objetos que componían el depósito y el hecho de que fuesen piezas utilizadas hizo meditar que se trataba del cargamento de un navío hundido que los transportaría a entre los talleres atlánticos donde sería destinado a la refundición.

No obstante, la homogeneidad de las aleaciones y de las clases de piezas que lo componen hace que se rechace hoy día esta interpretación, pues un detallado estudio de los lugares de aparición de armas afines a las de Huelva, en la Península, prueba de qué manera éstas eran lanzadas a las aguas en lugares estratégicos o bien sepultadas al lado de pasos y lugares de obligado paso, como ofrenda votiva, funeraria o bien no, de armas a las aguas.

Estos hechos coinciden con un periodo del que no se han hallado las necrópolis, lo que deja meditar en la existencia de un ritual funerario con la deposición del cadáver y de las ofrendas en el agua.

A fines del mes de marzo de mil novecientos veintitres, la draga Cinta empezó a revolver el fondo del lecho del río Odiel al empezar el dragado del mismo; así como el sedimento -formado por arcillas, arenas gruesas y conchas- sacó siete espadas, iniciándose la extracción del Depósito de la ría de Huelva, que se vería finalizada en el mes de abril del mismo año.

El descubrimiento se generó entre los siete,5 y nueve con cinco m de profundidad y a veintitres m al sur del muelle de la compañía minera Tharsis.

Como armas se contabilizan: ochenta y tres espadas, cincuenta y siete remaches de las cachas de las empuñaduras de las espadas, veinticuatro puñales, ochenta y siete untas de lanza, cincuenta y nueve regatones, quince puntas de flecha y uno o bien 2 cascos. Como elementos ligados al ornamento y vestido personal: siete fíbulas de codo, cuatro torques, dos broches de cinturón, diez botones, diez anillas o bien eslabones y múltiples agujas. Esenciales, pese a su escasa aparición, son un escoplo de bronce y múltiples fragmentos de cobre, hierro y restos de madera.

El depósito de la ría de Huelva fue interpretado en un inicio como el cargamento de un navío de morralla llegado de fuera y destinado a la refundición, de la misma forma que los depósitos llamados de fundidor.

No obstante, la homogeneidad de las aleaciones y de las clases de piezas que lo componen hace que se rechace hoy en día esta interpretación, pues un detallado estudio de los lugares de aparición de armas afines a las de Huelva, en la Península, prueba de qué manera éstas eran lanzadas a las aguas en lugares estratégicos o bien sepultadas al lado de pasos y lugares de obligado paso, como ofrenda votiva, funeraria o bien no, de armas a las aguas.

Estos hechos coinciden con un periodo del que no se han hallado las necrópolis, lo que deja meditar en la existencia de un ritual funerario con la deposición del cadáver y de las ofrendas en el agua.

 
   
 

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