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Caza de brujas
En la localidad de la Liguria, famosa por ser la "Salem italiana", hace más de 4 siglos fueron quemadas más de cuatrocientas mujeres, acusadas de brujería, lo que ha concedido a esta zona del norte del país una fama secular de actuaciones fuera de lo común, bien aprovechada desde el punto de vista turístico.
Los especialistas en brujería coincidieron en que las mujeres consideradas en la Edad Media como semejantes no tenían necesariamente el sentido negativo con el que han pasado a la posteridad y, que aun, eran conocidas por hacer el bien a quienes les rodeaban.
De este modo, en años oscuros de pestes, hambrunas y guerras, las "brujas buenas" curaban a los enfermos con yerbas, asistían a las parturientas a entregar a luz y hacían surgir parejas merced a sus "filtros de amor".
Conjuros de amor
Estos últimos no eran nada increíble ni singularmente enigmático, sino más bien perfumes que, en tiempos en los que la higiene no estaba muy extendida, dejaban a las mujeres atraer la atención de los hombres.
Eso si, los filtros habían de ser preparados la noche del viernes con la Luna en cuarto creciente y constaban con ingredientes como madera de abeto en polvo, ámbar, pétalos de rosa, sándalo y violetas, todo ello de forma sabia mezclado.
Como contraste, asimismo podían realizar una poción para los casos que demandaban venganza, y entonces debía prepararse un martes, con sangre de dragón, polvo de planta rutácea, granos de pimienta molida, un pellizco de azufre y otra de limadura de hierro, todo ello mezclado y guardado en una caja de metal.
Ciertos de estos productos empleaban yerbas peligrosas para la salud, conforme el farmacéutico Giorgio Giordani, quien confirma que ciertas pócimas eran utilizadas contra la frigidez femenina y la impotencia masculina, mas asimismo como antídoto contra la gripe.
Los participantes en el congreso de Sassello han estado conforme en que las consideradas brujas eran muy frecuentemente jóvenes de gran belleza, motivo por el que eran envidiadas y en ocasiones perseguidas, conforme explicó el sicólogo F. Parigi.
Para confirmarlo se cuenta la historia de Wasa, la hermosa hija del dueño de una venta para viajantes enfrentado a los señores poderosos de la zona, a quien ayuda haciendo presos a los 2 hijos del gobernante, motivo por el que fue quemada viva sin proceso anterior, acusada de hechicera.
Pese a su mala fama, los temidos "aquelarres" no eran necesariamente una manifestación diabólica y maligna, sino más bien la asamblea de personas que actuaban de forma descomedida merced a la ingestión de alguna substancia psicotrópica. Todo tiene una explicación.
La Calabaza / la lámpara para espantar los malos espiritus
La costumbre de ahuecar y tallar una calabaza para transformarla en un farol llamado Jack-o bien-lantern tiene su origen en el folclore irlandés del siglo XVIII. Conforme se cuenta, Jack era un conocido bebedor, jugador y vago que pasaba sus días tirado bajo un roble. La historia legendaria cuenta que n una ocasión, se le apareció Satanás con pretensiones de llevarlo al averno.
Jack lo desafió a escalar al roble y, cuando el demonio estuvo en la copa del árbol, talló una cruz en el leño para impedirle descender. Entonces Jack hizo un trato con el diablo: le dejaría bajar si jamás más volvía a tentarlo con el juego o bien la bebida.
La historia afirma que cuando Jack murió no se le dejó la entrada al cielo por sus pecados en vida, mas tampoco pudo entrar en el averno pues había engañado al demonio. A fin de compensarlo, el demonio le entregó una brasa para alumbrar su paseo en la helada obscuridad por la que debería deambular hasta el día del Juicio Final. La brasa estaba puesta en una cubeta ahuecada "llamada nabo" a fin de que ardiese como un farol a lo largo de bastante tiempo.
Los irlandeses acostumbraban a usar nabos para fabricar sus "faroles de Jack", mas cuando los inmigrantes llegaron a U.S.A. advirtieron que las calabazas eran más rebosantes que los nabos. Por ese motivo, brotó la costumbre de tallar calabazas para la noche de Halloween y convertirlas en faroles introduciendo una brasa o bien una candela en su interior. El farol no tenía como objetivo convocar espíritus malignos sino más bien sostenerlos distanciados de las personas y sus hogares.
Dulce Halloween
La costumbre de solicitar dulces puerta a puerta (trick-or-treating) se popularizó en torno a mil novecientos treinta. Conforme se cree, no se remonta a la cultura celta sino deriva de una práctica que brotó en Europa a lo largo del siglo IX llamada souling, una suerte de servicio para las ánimas.
El dos de noviembre, Día de los Fieles Finados, los cristianos primitivos iban de pueblo en pueblo limosneando "pasteles de fallecidos" (soul cakes), que eran pedazos de pan con pasas de uva. Cuantos más pasteles recibiesen los mendigos, mayor sería el número de oraciones que rezarían por el ánima de los familiares fallecidos de sus benefactores.
En esa temporada se pensaba que los fallecidos continuaban en el limbo a lo largo de un periodo siguiente a su fallecimiento y que las oraciones, aun rezadas por extraños, podían apresurar el ingreso del ánima al cielo.
La práctica se propagó en U.S.A. como un intento de las autoridades por supervisar los desmanes que se generaban a lo largo de la noche de Halloween. Cara fines del siglo XIX, ciertos campos de la población consideraban la noche del treinta y uno de octubre como un instante de diversión a costa del resto, seguramente inspirado por la "noche traviesa" (Mischief Night) que formaba una parte de la cultura irlandesa y escocesa.
El entretenimiento consistía en derruir cercos, enjabonar ventanas y taponar chimeneas, mas gradualmente dio sitio a actos de atrocidad contra personas y animales, llegando a su punto máximo en la década de mil novecientos veinte con las matanzas perpetradas por los enmascarados del Ku Klux Klan.
Distintos conjuntos de la comunidad empezaron a plantear opciones alternativas de diversión familiar para contrarrestar el vandalismo: concursos de calabazas talladas y disfraces o bien fiestas para pequeños y adultos. De esta forma, se planteaban reanudar el espíritu de los primitivos cristianos, que iban casa por casa disfrazados o bien con máscaras ofertando una fácil representación o bien un número musical a cambio de comestible y bebida.
Halloween:
Si bien muchos religiosos creen que esta festividad se hace con el proposito de adorar al demonio o bien a los diablos, la verdad es que se ha transformado en una data para el entretenimiento infantil. Pequeños disfrazados de vaqueros, indios, calabazas, piratas, princesas, hombre araña y también los ogros disfraces que no nos caen nada bien.
En resumen habra quien tome la celebración como una falta de respeto al cristianismo y habra otros que lo vean como una ocasión de salir sanamente a solicitar dulces con sus hijos y compartir con ellos.
No importa como piense, la voluntad de Dios esta por sobre las festividades y esto no cambiara en nada los planes que ya el tiene con nosotros. No se calienten la cabeza, ni deje que se la calienten, sea mismo y haga buenas obras lo mismo el treinta y uno de octubre o bien el 1 de noviembre, no importa el día, todos y cada uno de los días son iguales para hacer el bien a nuestro projimo. Los diablos no están afuera, están adentro de la cabeza de quienes los atraen con sus pensamientos.
TRADICIONES Y SÍMBOLOS DE HALLOWEEN
Pumpkin (la calabaza):
Halloween Si bien no se concibe una celebración de Halloween sin esta hortaliza, la calabaza no es un símbolo propio del primitivo Samhain ni del Halloween que festejaban los pueblos célticos de Europa.
Los emigrantes irlandeses descubrieron la calabaza (pumpkin) al llegar como colonos a América . Para conocer el origen de este fruto simbólico de la noche de las brujas y su empleo como candil terrorífico, debes conocer la historia legendaria de Jack o bien de Jack-o bien-lantern, ya citada arriba.
En la actualidad, en la noche de Halloween los pequeños norteamericanos se disfrazan y van de casa en casa con una candela introducida en una calabaza anteriormente vaciada. Cuando se abren las puertas de las casas estos chillan “trick or treat” (truco o bien trato), para entregar a comprender que van a gastar una gracieta a quien no les de una suerte de aguinaldo, gominola o bien dinero.
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