Siempre y en todo momento diríase que Huelva no es una urbe que destaque exactamente por preservar en genial estado una parte de su patrimonio histórico, y en ciertos casos no les falta razón, mas ojalá esta situación vaya mudando progresivamente.

Con los restos de la urbe de Salthish tienen las administraciones una buena ocasión.

Nos ubicamos en el hermoso entorno natural de las Marismas del Odiel, en el estuario que se forma en la desembocadura, en la entrada del río al Océano Atlántico.

Allá, separada de tierra firme por los brazos que forman el Tinto y el Odiel, hallamos un pequeño islote, la llamada Isla de Saltés.

En la isla distinguimos 3 médanos diferentes: El Almendral, El Acebuchal y La Cascajera. Tiene un enorme valor ecológico, en tanto que muchas especies de aves, como espátulas, flamencos, garzas y cigüeñas, han hecho su anidamiento en estos verdes y areniscos humedales. Mas por si fuera poco, tiene un enorme valor arqueológico, que muchos ignoran.

Específicamente en la zona de El Almendral, frente por frente con Punta Umbría, se hallan los restos de una urbe de la temporada musulmana, seguramente entre los yacimientos arqueológicos más esenciales de Andalucía.

Y es que, hallamos los basamentos de una urbe al completo, la Taifa de los Bekríes, de planta irregular y calles perpendiculares, poco frecuentes en las urbes musulmanes de la temporada.

Se estiman que diez mil habitantes vivieron en Salthish en su temporada de mayor auge. Entre los restos, encontramos una fortaleza flanqueada por múltiples torreones, aparte de casas y hasta un puerto.

Asimismo se hallan vestigios de la temporada de los romanos, como un templo, atraídos hasta acá por la pesca y la industria del salazón.

A todo esto, hay que agregar los restos tartésicos encontrados a múltiples metros bajo tierra, que confirman en parte la historia, mitad tesis mitad historia de leyenda, de que en esta isla se ubica la capital del reino de Tartesio.

Sea como fuere, estos terrenos y este yacimiento arqueológico no pueden quedar en el olvido.

A lo largo de muchos años, diferentes asociaciones han luchado a fin de que se pudiese acceder a estos terrenos cuando eran propiedad privada, para de esta forma salvar un patrimonio que quedaba en el olvido sepultado entre la compacta flora.

Actualmente, los terrenos ya pertenecen a la Junta de Andalucía con la pretensión de recobrar y preparar para la visita este espléndido entorno histórico que ya ha sido declarado como Bien de Interés Cultural.

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