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ıllıllı Historia de Huelva: Juan de Lepe
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Se cuentan muchos rechistes de Lepe y de los leperos, mas la historia que os traigo el día de hoy no es cosa de chiste si bien no lo parezca. Y es que es imposible no esbozar una sonrisa al escuchar la historia de un lepero que a lo largo de un día fue rey, nada menos que de Inglaterra. Nuestro protagonista se llamaba Juanito, J. de Lepe. Apenas se tienen más datos que estos de un marinero natural de Lepe que un día llegó a tierras inglesas y que, con su argucia y su picardía, terminó ganándose el favor de la estirada corte inglesa. De trabajar en la mar, J. de Lepe logró ganarse con su gracejo andaluz al mismísimo rey E. VII, el primero de la dinastía Tudor. Al parecer, el rey E. VII agradaba de la compañía de este joven marinero de España y se hacía acompañar de él a lo largo de los almuerzos y las veladas, puesto que le servía de distracción y de esta manera se abstraía de los inconvenientes de su reinado, que para su desgracia fueron muchos.
No se sabe con absoluta seguridad si el monarca inglés se dejó ganar o bien sencillamente perdió, lo que se sabe es que J. de Lepe ganó y se transformó, de un día para otro, en Rey de Inglaterra por veinticuatro horas. Se cuenta aun que la corte festejó una celebración por todo lo alto en la que se envistió al falso rey, celebración en la que no faltaron las mejores vituayas del reino. Hasta acá, nos percatamos de que los ingleses tomaron en la persona de J. de Lepe a un bufón más, mas nuestro protagonista fue considerablemente más listo. Ejercitó de rey de Inglaterra a lo largo de un día y como tal gozó del cargo, hasta tal punto que aprovechó para lucrarse. Cojo como solo, J. de Lepe amasó en un día una fortuna suficiente para vivir de forma holgada el resto de su vida. Con el paso de los años, y a la muerte de E. VII, J. de Lepe retornó a su tierra y trajo sus riquezas consigo, riquezas que donó a los franciscanos un poco antes de su muerte. Los frailes de esta orden lo hicieron sepultar en el Convento de Nuestra Señora de la Bella bajo una lápida en la que solo rezaba su nombre y su proeza en el extranjero. Lamentablemente, de ese convento, ubicado en el Distrito del Terrón, ya no queda nada por culpa del expolio que vivió la Iglesia a principios del siglo XIX. Todavía de esta forma, J. de Lepe tiene su calle en la urbe, justo al lado del Municipio en la Plaza España. Por si fuera poco, se le atribuye popularmente el origen de la oración Saber más que Lepe, si bien verdaderamente se refiera a otra persona, el prelados P. de Lepe. |
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