Viajamos atrás en el tiempo para descubrir entre las historias más negras y más tristes de la provincia de Huelva, y que a lo largo de muchos años se sostuvo en silencio.

Viajamos hasta mil novecientos treinta y siete, en el momento en que una España partida en 2 olvidaba hasta los nudos de sangre y se repasaba a golpe de machete, entre bala y bala.Era la Guerra Civil, eran tiempos de apetito, de dolor, de lloro, y de sangre, mucha sangre.

Como la que se vertió en la vieja aldea de Membrillo, sin medir quien la vertía. En aquel año, más de doce vecinos de toda condición fueron repasados a cuchillo, sin piedad, por miembros del ejército falangista.

El bando nacional, presente en la provincia desde el estallido de la guerra, tomó por suya una vieja causa pendiente, la disputa por los derechos de la tierra entre siervos y terratenientes. Se tomaron la justicia por su mano, torturaron, cercenaron … en resumen, una carnicería de la que el día de hoy solo quedan piedras, si bien afirman que esas piedras no callan.

Ubicada en el término de Zalamea la Real, en la carretera que toma la dirección a El Berrocal, hallamos los restos de la que se conocía como la aldea de Membrillo Bajo.

Las casas ya semi derribadas de gentes que escaparon de la muerte, los restos calcinados de muros que padecieron bombardeos, los caliches que las balas hicieron volar por los aires.Hoy día, el pueblo recibe a buen seguro considerablemente más visitas que en sus años de paz y calma.

Muchos son los que se aproximan a este sitio en pos de fenómenos paranormales y la verdad es que el sitio invita a ello, y más sabiendo los trágicos acontencimientos que acá se dieron.

En Membrillo Bajo, el tiempo se paró un día de mil novecientos treinta y siete.

Bien si te agradan los misterios y las leyendas, bien si te agrada revisar la historia de nuestra Guerra Civil, o bien sencillamente por respeto, no hay mejor modo de honrar a quien no está que tenerlo en el recuerdo.

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