Justo al lado izquierdo de la carretera que va de Ayamonte y también Isla Canela, cara la Barriada de Punta del Moral, en el ayuntamiento de Isla canela (Ayamonte), nos hallamos con este mausoleo romano apartado.

Se piensa que puede ser una edificación funeraria romana, un panteón o bien un sepulcro familiar. Formaría una parte de un amplio complejo en el que se incluiría una fábrica de conservación de pescado.

Este mausoleo datado en el siglo IV d.C., es una calzada romana, que enlazaba la desembocadura del río Guadiana, frecuente sitio de desembarco de las legiones, con Praesidium, identificada por ciertos autores como la presente Sanlúcar de Guadiana, una parada fortificada, donde acostumbraban a reposar y abastecerse las tropas en su recorrido cara la senda de la plata.

Cuando fue descubierto por primera vez, se halló en sus aledaños muchos restos de un doblamiento viejo que data del siglo IV y V.

Asimismo aparecieron gran pluralidad de objetos como las monedas que se empleaban en los tiempos del emperador romano, C. I, más o menos entre los años trescientos seis y trescientos siete.

En prospecciones realizadas en el ambiente inmediato al mausoleo, se han detectado abundantes restos pertenecientes a un esencial poblamiento, con 2 áreas bien definidas, cronológica y espacialmente, el alto imperial y otra área datada de los siglos IV y V d.C.

Los restos de este emplazamiento fueron hallados en el año mil novecientos ochenta y uno, a consecuencia de la actuación en las proximidades de una zapa mecánica a lo largo de unas obras en las que se efectuaban movimientos de arena perteneciente a una duna que escondía los restos.

La planta del mausoleo tiene planta cuadrangular con una sola estancia, en ella se pueden estimar los sillares mal escuadrados, los muros de mampostería, la cubierta a 2 vertientes y el suelo de ladrillo.

La estructura solo tiene 2 ventanas y una puerta. En lo que se refiere a la cubierta, se hallaba cubiertas por tejas lisas que protegían al tiempo tejas curvas, que cubrían las ranuras.

Tenía 4 fosas en su interior que estaban envueltas por losetas de mármol o bien ladrillos, estas correspondían a 2 pequeños, uno de diez años y otro más joven y a 2 adultos, un hombre y una mujer.

Las lápidas carecían de inscripciones. Entre las tumbas se hallaron clavos que eran puestos, según los usos y costumbres de la temporada, para espantar a los malos espíritus.

Fue restaurado por el municipio de Ayamonte en los años dos mil cuatro – dos mil cinco con la financiación de la Junta de Andalucía.

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