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Para examinar el tiempo de Huelva hay que partir de su situación geográfica. Esta provincia se halla comprendida entre los 38º15” y los 36º45” de latitud. Orientada por lo general al mediodía (Sur), zona de máxima exposición solar en el Hemisferio Norte.
Cuenta con tres mil horas de sol por año más o menos, lo que equivale a aseverar que en esta provincia se disfruta de trescientos días despejados anualmente.
Hay que tener en consideración un factor definitivo como es su cercanía al Atlántico, cuya repercusión se manifiesta en la oscilación entre la temperatura media de las máximas y media de las mínimas, por si fuera poco la provincia cuenta con suaves topografías que se marchan acrecentando cara el Norte, influyendo asimismo en las temperaturas este factor (menguan de sur a norte, conforme aumenta la altitud).
Generalmente cuenta con un invierno suave, donde las temperaturas se ubican en el ambiente de los 10º y muy extrañamente bajan de los 0º y un verano caluroso, cuyos meses más cálidos, julio y agosto, prevalecen temperaturas del ambiente de los 35º y extrañamente se observan superiores a los 40º.
Las temperaturas máxima y mínima observadas en la urbe de Huelva han sido de 43.8º el veinticinco de julio de dos mil cuatro y -5.8º el diecisiete de febrero de mil novecientos treinta y ocho respectivamente.
Estas peculiaridades definen un tiempo mediterráneo oceánico o bien con influencias atlánticas, que se puede dividir en 2 zonas: la Atlántica submarítima y la Continental mitigada.
En la subregión Atlántica submarítima, en las tierras bajas de los vales protegidos, los veranos son calurosos, al tiempo que las tierras altas gozan de temperaturas suaves.
En invierno, la continentalidad se hace apreciar conforme se avanza cara el interior. Los veranos son calurosos de cielos despejados.
La subregión Continental mitigada se identifica por la suavidad de sus inviernos, donde esporádicamente se presentan heladas. En verano el contraste térmico es elevado, siendo julio el mes más caluroso.
En lo que se refiere a las precipitaciones, se hallan en torno a los quinientos mm anuales (en la zona montañosa del interior pueden acrecentar hasta los mil mm anuales). El máximo pluviométrico se halla a fines de otoño-invierno, al tiempo que en la estación estival escasean las lluvias, particularmente julio no registra apenas precipitaciones.
Tiempo mediterráneo
El tiempo mediterráneo está enmarcado en los tiempos tibios al lado de otros como el chino, el pampeano o bien el oceánico. Se identifica por inviernos tibios y lluviosos y veranos secos y calurosos, con otoños y primaveras variables, tanto en temperaturas como en precipitaciones.
El nombre lo recibe del mar Mediterráneo, área donde es habitual este tiempo y adquiere mayor extensión geográfica, mas asimismo está presente en otras zonas del planeta, si bien con alteraciones en lo que se refiere a la distribución de las temperaturas.
Las lluvias no acostumbran a ser realmente rebosantes, si bien hay zonas donde se exceden los mil mm. Mas la característica primordial es que estas no se generan en verano, con lo que su distribución es la inversa a la del tiempo de la zona intertropical, lo que produce un esencial agobio hídrico.
Las temperaturas se sostienen, en promedio, todos y cada uno de los meses por sobre los 0 grados mas presentan alteración estacional, hay meses fríos bajo los dieciocho grados y otros más cálidos que en el mediterráneo habitual exceden los veintidos grados .
El tiempo mediterráneo está ubicado geográficamente en las costas occidentales de las masas continentales, entre los tiempos oceánico, cara los polos, y yermo, al Ecuador, siendo verdaderamente una combinación de ambos: en invierno prevalece la componente oceánica y en verano la yerma.
Cuanto más cara los polos, el tiempo es más suave y lluvioso, con lo que charlamos de mediterráneo de repercusión oceánica y cuanto más cara el Ecuador, más seco, de forma que charlamos de mediterráneo seco.
La flora resultante es arbórea de tipo angelfodio o bien perennifolio, con los árboles no altísimos y unos estratos herbáceos y de matorrales. Tiene un estrato arborescente y linoide muy desarrollado, de herencia tropical, que enriquece el bosque y lo hace apretado y en ocasiones aun inescrutable.
El follaje de los árboles y arbustos continúa en la planta todo el año, ahorrando de esta forma una excesiva producción de material vegetal, muy costoso de hacer por tener muchas defensas. Estas defensas pueden ser de tipo físico (hojas esclerófilas, esto es, duras y resistentes a la deshidratación, aguijones, pubescencia), químico (hojas aromatizadas, pestilentes o bien venenosas), o bien biológico (segregando substancias para nutrir a pequeños insectos predadores que sostienen libre de plagas a la planta). Son estrategias ignotas en el planeta tibio, y que mezclan las del planeta tropical húmedo (hojas perennes) y seco (hojas xeromorfas, espinosas, aromatizadas, atractoras de hormigas).
Las denominaciones propias de las formaciones resultantes son la garriga en el mediterráneo, el chaparral en California o bien el fynbos en Suráfrica y el matorral chileno en Chile. En las zonas con este tiempo es donde se ha desarrollado de forma tradicional la llamada trilogía mediterránea: trigo, parra y olivo.
Este último es un árbol que solamente se cultiva en zonas que presentan este patrón climático.
Hoy en día las zonas de tiempo mediterráneo son donde más desarrollada está la agricultura de regadío produciéndose gran cantidad de frutas (naranjas, limones, albaricoques, melocotones, cerezas, ciruelas, nísperos, etcétera) y hortalizas (tomates, patatas, berenjenas, calabacines, cebollas, ajos, zanahorias, etcétera), quedando en el secano el mentado olivo al lado de otras especies como almendros y algarrobos.
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