Nuestra Señora de la Cinta de Huelva, España

Tanto la hermandad como las imágenes aparecen relacionadas con la llegada en el siglo XV a Huelva de C. Colón tras su primera partida cara a América; el navegante peregrinó al santuario para dar las gracias a los favores concedidos a lo largo de su travesía.

A esta Imagen y al Santuario se le han acreditado muchos milagros con que favorece a sus Devotos, como lo proclaman las muletas de cojos, las mortajas de fallecidos, las cadenas de cautivos, los cables de barcos, las armas reventadas, los cuerpos, brazos, pierna y pechos de cera plata pendientes del techo paredes de dicha ermita.

Durante 4 vidrieras se narra una historia de leyenda mariana en la que la intercesión de la Virgen de la Cinta da la libertad a un marinero onubense y permite la conversión de un musulmán:

Estando este cristiano en un sitio de Berbería, afligido por la mala vida que su amo le daba, se confió a Nuestra Señora de la Cinta, y prodigiosamente se le apareció y le afirmó que le sacara de allá. Su amo el morisco oyó charlar al cristiano con Nuestra Señora, y le afirmó ¿qué mujer es esa que charla contigo?.

Y respondió que era Nuestra Señora de la Cinta, que lo tenía que sacar de allá. Y respondió el morisco te voy a poner donde no te saque”. Acá es donde este morisco mandó hacer un Arca, y metió al cristiano dentro, y tomando un gallo le cortó el cuello, y le afirmó al cristiano cuando este gallo cantare vas a tener tu libertad, y cerró la caja, y le echó 2 mármoles encima y se tendió sobre el arca, y prodigiosamente vino a parar a el Humilladero”.

Acá es donde despertó el morisco y le afirmó al cristiano: en tu tierra estamos. Y respondió el cristiano: ¿ No te lo afirmé , que esta señora era poderosa?. Abrió el arca y mandó al cristiano al Sitio a que diera cuenta del milagro que había obrado con él la Virgen.

El cristiano vino entre el Cabildo Eclesiástico y Secular y encontraron al morisco humillado delante de la Virgen”. Acá es donde desearon fabricar la Ermita, y por el riesgo del mar que daba donde estaba Nuestra Señora, cortaron el paredón y pusieron donde el día de hoy se conserva, la imagen de Nuestra Señora trayéndola en procesión y el morisco acompañándola: y el morisco recibió el agua del Bautismo, sirviéndole el cristiano de padrino, donde quedaron sirviendo a Nuestra Señora hasta la muerte”.

El santuario está dedicado a la Virgen de la Cinta, asimismo famosa como La Virgen Chiquita” que, por su parte es la patrona de la urbe. Su imagen aparece como mural en la capilla central. Se trata de una pintura mural de técnica mixta, fresco con repintes de temple al huevo y pan de oro, cuyo soporte es el muro frontal del presbiterio.

Aparece la Virgen sentada, mirando a la izquierda del espectador, con su mano derecha aguanta en el regazo al pequeño sentado. Con la izquierda presenta una granada entreabierta. El Pequeño aparece desvisto, si bien calzado, manteniendo en su mano derecha la cinta, al paso que con la derecha semeja apreciar tomar la granada.

La imagen procesional es una estatua de bulto redondo, en madera policromada, del círculo de B. Hita del Castillo, de cara mil setecientos sesenta. Muestra en su brazo derecho al Pequeño, al tiempo que el izquierdo mantiene la granada. En su vestimenta presenta una túnica con ornamentos de flores, ajustada por un cíngulo dorado. Se cubre con un mantón de idénticos ornamentos.

El Pequeño, desvisto y calzado, porta en sus manos la cinta dorada. Su origen se remonta al siglo XVIII, si bien la antigüedad tanto de la devoción popular como de la Fraternidad arranca del siglo XV.

Hoy día procesiona en los meses de agosto y septiembre entre el santuario y la Catedral de La Merced de Huelva.

Esta devoción, y su santuario, está relacionada con el descubrimiento colombino en el sentido de formar una devoción bastante extendida entre la marinería de la zona. Por otro lado el propio Colón al encontrarse en una situación apurada el tres de marzo en su viaje de vuelta hizo promesa de peregrinar en camisa a este santuario y de este modo lo cumplió el almirante a su regreso.

EL SANTUARIO DE LA VIRGEN DE LA CINTA

Este edificio gótico-mudéjar del siglo XV, ha sido enormemente transformado por consecutivas actuaciones. Presenta al exterior un patio de entrada formado por arcos de medio punto, que forman galerías porticadas, salvo en el de entrada al oeste; en la galería este se levanta un segundo piso, que se encuentra rematado con una espadaña de 2 cuerpos.

El pórtico inmediato al templo es bastante viejo, seguramente de las obras efectuadas en el xvii; más tarde, en el XVIII, se levantó el segundo piso, para acoger a los peregrinos, como hospedería; fue usado en mil ochocientos noventa como lazareto y en las obras de mil novecientos dos se levantaron las arquerías laterales y se cerró con una verja.

La entrada al templo se halla en la galería este. Se trata de 3 puertas del siglo XVI, que están enmarcadas por arcos apuntados de ladrillo, encuadrados en alfiz.

El interior es de planta cuadrangular con 3 naves. La central es más ancha y se remata con un ábside en testero plano, se cubre con cúpula apuntada de construcción barroca siguiente. El arco triunfante es asimismo apuntado. A cada lado del ábside se hallan rutas capillas, adosadas más tarde.

Las 3 están sobreelevadas del resto de la iglesia. La separación de las naves se efectúa mediante 3 arcos apuntados, que apean sobre 4 pilares con semicolumnas adosadas y presentan sus ángulos sutilmente achaflanados. Estas semicolumnas se coronan con unos capiteles planos, cúbicos de ángulos rebajados.

La nave central se cubre con una armadura de par y nudillo con tirantes labrados, fue repuesta recientemente; las laterales tienen cubierta de colgadizo. A los pies de la nave central y en alto aparece el coro, del siglo XVIII.

Sirviendo de entrada porticada al circuito se halla el Patio Claustral Prelados G. Moralejo”, construido en el año mil novecientos uno, este patio blanco está formado por arcos de medio punto en los laterales. Son interesantes en este sitio tanto las distintas placas conmemorativas como la lápida funeraria de la Familia Garrocho (mil seiscientos cuatro) que fue traslada al sitio tras el derribo de la vieja Iglesia de la ciudad de San Francisco.

Asimismo resaltan una serie de azulejos efectuados por D. Zuloaga en mil novecientos veinte y que narran diferentes historias marianas y de marinería.

En el año mil novecientos cincuenta y cinco se acometió una esencial reforma del templo (patio, espadaña, verjas, capillas laterales…) que fueron costeadas por el matador M. Báez Espuny El Litri” y el Gobierno Civil bajo la dirección del arquitecto técnico J. M. R. Cordero.

Ya en dos mil siete el pintor J. M. Franco añadió unas pinturas al ábside con motivos marianos y marineros como substitución de las precedentes, obras del mismo autor, con seriedad dañadas y también irrecuperables.

Con el desarrollo de Huelva la urbe ha ido acercándose a la zona de la ermita (el populoso distrito de La Orden) con lo que ya todo el circuito se halla en el núcleo urbano. En él se hallan diferentes edificios religiosos que tienen como centro la ermita.

En el centro se halla la Plaza de los Capellanes” con rosa de los vientos en el centro y un mirador orientado a la ría de Huelva desde el que se puede observar por si fuera poco una parte del puerto,el Odiel y los cabezos de la urbe. En los jardines se halla un pequeño monumento dedicado a la Virgen Chiquita, con una imagen en bronce de exactamente la misma, obra de A. L. O. de mil novecientos setenta y siete.

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