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Sobre el Cartel de las ferias colombinas de 1993 y la evolución de los carteles en general.
El Cartel de las fiestas colombinas de 1993 de es un medio de la publicidad. Consiste en una laminilla de papel, cartón o bien otro elemento que se imprime con algún género de mensaje visual (texto, imágenes y todo tipo de recursos gráficos) que sirve de noticia para difundir una información o promocionar un servicio, un acontecimiento, una reivindicación o cualquier clase de causa.
Acostumbran a formar parte de una campaña publicitaria más extensa. Si son de gran tamaño se denominan valla promocional.
En distribución, los carteles de las ferias colombinas de 1993 se ponen tanto en el interior de un local comercial como en su exterior o bien en el escaparate, con el fin de anunciar los espectáculos y atracciones previstas en el año en curso.
Los carteles asimismo se utilizan para poner el nombre de departamentos y secciones con el fin de orientar a la clientela. En los dos casos, suelen incluir el logo y los colores corporativos de la cadena de comercialización.
Los carteles se utilizan en el marketing para divulgar y respaldar campañas comerciales dentro del establecimiento (como las rebajas o promoción de todo tipo).
Normalmente, se ponen pegados en las paredes, muebles o bien cabeceras de góndola, sobre pies metálicos o bien suspendidos del techo.
Los carteles también sirven para anunciar espectáculos o bien acontecimientos culturales (conciertos, recitales, encuentros deportivos, películas de cine, obras de teatro, ferias colombinas, exposiciones o corridas de toros.
En tales casos, se encolan en las paredes de los edificios donde van a tener lugar el evento o bien otros lugares de la ciudad habilitados al efecto. (Recinto colombino)
Aparte de la cartelería promocional, existe una larga tradición de cartelería de publicidad política, que se emplea con profusión durante las campañas electorales, donde impresos de todo tamaño (folletos, carteles y vallas publicitarias) difunden las fotografías de los candidatos, el logo de los partidos y los eslóganes electorales.
El cartelismo político fue especialmente esencial en la primera mitad del siglo veinte, sobre todo durante el periodo de entreguerras (mil novecientos catorce-mil novecientos dieciocho). El cartelismo bélico fue muy empleado en ambas guerras mundiales.
Póster es una palabra española de origen inglés (poster, sin tilde), aceptada en el DRAE como término para referirse a los carteles que han perdido su inicial función promocional para administrar únicamente como medio de expresión artística.
Como cartel colombino, un póster está, desarrollado para ser colocado en una pared o bien en una superficie vertical.
En él se incluyen imágenes de cualquier tipo (grabados, dibujos o pinturas de cualquier técnica, fotografías, etc.), elementos gráficos y textos (cuya predisposición y tipografía tienen una función importante).
Eminentemente son y han sido un medio de propaganda, queja y para lanzar mensajes de todo tipo. También son usados para reproducir obras artísticas, resultando en una forma económica de decoración, que convierte a las obras de arte más famosas en objetos de consumo de masas. Otros sirven como educación en el ambiente escolar.
Los carteles y pósteres viejos o creados por artistas de fama, alcanzan en el mercado altas cotizaciones, siendo de interés para el coleccionismo. Esto sirve para trabajos como descripciones de artistas famosos
La gran revolución del cartelismo llegó con la aplicación de la litografía y la utilización del color, que permitieron ilustrar de una forma vibrante y con mayor impacto.
En la década de 1960, con el pop art, los movimientos contraculturales y juveniles, se utilizaron ampliamente los carteles y pósteres.
Desde la Primera Guerra Mundial los carteles de reclutamiento y de publicidad política se volvieron muy frecuentes, y muchos persistieron en las conciencias nacionales, como el estadounidense I Want You (El Tío Sam te necesita), o el británico Loose Lips Sink Ships (Charlar sin cuidado hunde navíos), que advertía de los espías.
Los totalitarismos del periodo de entreguerras (Unión Soviética, Italia fascista, Alemania nazi) usaron el cartel como un medio eficaz de adoctrinamiento de las masas. La guerra civil de España presenció una emulación creativa de cartelistas en ambos bandos.
Las imágenes de pin-ups desconocidas o bien famosas, como Betty Grable y Jane Russell, se reproducían incluso como decoración de bombas y aviones a lo largo de la S. Guerra Mundial, con la intención de elevar la moral de los soldados.
Convertidas en pósteres (cheesecake poster o "póster de queso"), pasaron a ser un objeto de consumo de jóvenes en las décadas siguientes, aunque para la temporada de la Guerra de Vietnam ya había decaído su empleo bélico.
En su vertiente civil, vinculada al fenómeno fan, prosiguieron siendo comunes hasta la década de mil novecientos ochenta con las figuras de la TV de EEUU.
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